El año hidrológico se cierra en la cuenca del Duero con los embalses al 31,7% de su capacidad

A pesar de mejoras respecto al año anterior, la cuenca afronta desafíos ante una sequía continua y desigual en sistemas hidrográficos

28 de Septiembre de 2023
Actualizado: 28 de Septiembre de 2023 a las 12:03
Embalse cuerda del pozo. Archivo Confederación Hidrográfica del Duero (CHD)

El año hidrológico llega a su fin el próximo sábado, 30 de septiembre, con noticias mixtas sobre el estado de los embalses gestionados por la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD). Estos embalses se encuentran al 31,7% de su capacidad total, lo que representa un aumento en comparación con el año pasado, cuando estaban al 28,9%, pero todavía están ocho puntos porcentuales por debajo de la media de la última década, que es del 39,6%. Esto refleja otro año de sequía generalizada en la cuenca, aunque con efectos desiguales en diferentes sistemas.

El clima de este año ha sido extremadamente variable. Durante los meses de abril y mayo, se registraron niveles mínimos históricos de aportaciones a la mayoría de los embalses de la cuenca, especialmente en los sistemas Pisuerga y Arlanzón, que junto con el Águeda, no alcanzaron el 80% de las aportaciones medias en el primer semestre del año. Esto planteó preocupaciones sobre el desarrollo de la campaña.

Sin embargo, los meses de junio y septiembre experimentaron una drástica reducción en la demanda de agua para riego, lo que permitió que los niveles de reserva en los embalses fueran superiores a las expectativas para el 30 de septiembre. Aunque se mantuvieron algunas limitaciones en el sistema Pisuerga-Bajo Duero, la campaña de riego se desarrolló satisfactoriamente en la cuenca en general, cumpliendo con los volúmenes de embalse establecidos como mínimos para el final del año hidrológico.

La climatología favorable de finales del verano no logró aumentar las reservas en los embalses, como suele ser habitual en esta época, pero sí redujo significativamente las necesidades de aportación de agua desde los embalses. Esto crea un ambiente más optimista para el inicio del nuevo año hidrológico, aunque se mantiene la vigilancia sobre la evolución climatológica en los próximos meses.

Aquí un resumen de la situación en los diferentes sistemas:

  • Villameca: 20,6% de reservas, 14 puntos más que el año anterior.
  • Barrios de Luna: Doble de reserva que el año pasado (58,8hm3 frente a 27,7hm3), aunque ligeramente por debajo de los valores medios.
  • Sistema Esla (Riaño y Porma): Niveles de reserva sustancialmente inferiores a lo habitual (26,6% y 27%, respectivamente) por segundo año consecutivo.
  • Sistemas Carrión y Pisuerga: Finalizan el año con el 20,8% y el 15% de sus reservas gracias a las precipitaciones de septiembre.
  • Cuerda del Pozo (Alto Duero): 41,6% de reservas, mejora en comparación con el año anterior, pero aún por debajo de los valores habituales.
  • Sistema Arlanza: 50,7%, en peor situación que el año pasado debido a la escasez de aportaciones.
  • Sistemas Riaza y Adaja: Finalizan el año con valores similares a los del año pasado y a los medios.
  • Sistema Tormes: Termina con un volumen de embalse apreciable (46,3%), en mejor situación que el año pasado.
  • Embalses del Águeda: Situación más favorable que lo habitual.

El Organismo considerará la autorización de riegos esporádicos durante octubre en aquellos sistemas donde las dotaciones estimadas de referencia no se hayan alcanzado y donde la situación hidrológica lo permita.

En cuanto a la sequía meteorológica en la cuenca, el año comenzó en una situación comprometida, con un 70% de la superficie en sequía prolongada, pero las lluvias de diciembre y enero llevaron a una normalización hasta mayo. Luego, la sequía volvió a aumentar, llegando al 90% de la superficie en julio de 2023.

En términos de escasez, el 40% de la cuenca ha estado en situación de alerta o emergencia, principalmente en las UTEs centrales de Carrión, Pisuerga y Bajo Duero, donde se aplicaron restricciones más severas en el uso del agua.

En resumen, el año hidrológico en la cuenca del Duero ha sido desafiante, con fluctuaciones en los niveles de agua en los embalses y episodios de sequía que requirieron una gestión cuidadosa de los recursos hídricos.