“Misterios de la Fe” (“Mysteries of the Faith”) es la nueva serie de Netflix estrenada el pasado 1 de noviembre en la plataforma de streaming. La 'docuserie' está compuesta por cuatro episodios que narran las historias ocultas detrás de algunas de las reliquias más veneradas de la Iglesia Católica. Por su puesto, la joya de la corona es la reliquia por excelencia, el Santo Grial, al que está dedicado un capítulo completo en el que se recogen las teorías sobre su paradero, entre los supuestos lugares: León
'Misterios de la Fe' es la nueva docuserie de Netflix. Narrada por de David Harewood, su voz es el hilo conductor de un viaje que abarca siglos de historia religiosa y espiritualidad. Cada capítulo de la recién estrenada serie se centra en una reliquia, aunque en muchas ocasiones se entrelaza la historia de la 'protagonista' con sus 'hermanas', las otras reliquias; en los 40 minutos se recorre la historia desde hace más de 2.000 años para explicar el paradero de estos objetos tan importantes para la fe católica.
Además, no se puede separar realidad de misterio, y la serie captura las vivencias de creyentes que dicen haber presenciado milagros gracias a estas reliquias o que simplemente muestran su devoción por estos objetos que en su momento fueron tocados por el propio Jesucristo.
La reliquia por excelencia, una de las más importantes y más misteriosa para fieles y no fieles es el Santo Grial, la copa usada por Jesucristo en la Última Cena. Si algo confirma la docuserie es que este objeto sagrado está en España, aunque recoge tres teorías que difieren sobre su origen y su paradero. Para sorpresa de muchos, una de las posibilidades que 'Misterios de la Fe' explica es que el Santo cáliz esté nada más y nada menos que en León, en el Museo de San Isidoro, y que este objeto sea el Cáliz de Doña Urraca.
Para explicar esta corriente, Margarita Torre explica durante su intervención por qué ella considera que el Cáliz de Doña Urraca es el Santo Grial, y muestra las pruebas que respaldan su teoría. El cáliz de doña Urraca es una pieza de orfebrería románica donada a la infanta leonesa Urraca de Zamora (1033-1101), señora de Zamora e hija del rey Fernando I de León. Tal como lo conocemos, se remonta a la segunda mitad del siglo xi. En la actualidad se guarda en el museo de la colegiata de San Isidoro de León.
Supuestamente, un texto traducido decía que la copa venerada por los cristianos por haber pertenecido al Mesías había sido enviada al sultán de Denia, Ali ibn Muyahid ad-Danii. El sultán de Denia había enviado un barco con alimentos al sultán fatimí Al-Mustansir hacia el 1055 para que Egipto superara una hambruna. En agradecimiento, el imán Al-Mustansir envió un barco cargado de tesoros, entre ellos la copa, al sultán de Denia. En el viaje, la reliquia habría sido escoltada por el obispo de León, que entonces se encontraba de peregrinación en Jerusalén. En el texto se dice que la intención del sultán de Denia era enviar la copa al rey de León, Fernando I el Magno, para fortalecer su amistad con él.
Además, de la explicación y las pruebas, Torre explica a las cámaras de Netflix una vivencia que tuvo tras dar a conocer la hipótesis de que el Cáliz de Doña Urraca es el Santo Grial. Una mujer le preguntó si podía tocarle las manos, al haber ella tocado con las suyas "el Santo Grial", para de alguna manera poder tocarlo a través de ella. En ese momento íntimo, entre una mujer que creía plenamente que ese era el santo cáliz, la historiadora leonesa no puede aguantar las lágrimas y reconoce la emoción de haber vivido algo así.
Las otras teorías afirman que el Santo Grial es el que se encuentra en la Catedral de Valencia, y lo cierto es que dos papas -Juan Pablo II y Benedicto XVI- oficiaron la misa con él, atribuyéndole el carácter de reliquia y confirmando, de alguna manera, su autenticidad.