Un estudio antropológico ha sacado a la luz que los restos de Urraca Alfonso, 'la Asturiana', salgan a la luz y destaquen la obesidad y altura, de la que en su día fue reina consorte de Navarra. De esta manera, la hija ilegítima de Alfonso VII de León y, por tanto, nieta de la primera reina de la Europa Cristiana, Urraca I de León, ha sido objeto de estudio que tiene como objetivo restaurar el féretro en el que descansan sus restos.
La infanta leonesa nacida en 1133, se casó con un noble palentino por lo que fue enterrada en la catedral de esa ciudad castellana. Allí se ha llevado a cabo la restauración del féretro policromado, dicha restauración ha hecho que los investigadores determinen que Urraca fue una mujer de gran estatura para su época, llegando a medir un metro y sesenta y dos centimetros. Además, se ha destacado la obesidad de la misma, algo que se opone a la delicadeza de sus pies y manos tal y como confirma la momia que se conserva en la catedral de Palencia.
El ataúd en el que descansaban sus restos ha sido el objeto de restauración por el cuál se han podido sacar conclusiones sobre el físico de esta mujer, pues este feretró es de madera policromada y se incluyó en la exposición Renacer, acto programado para celebrar los 700 años de la colocación de la primera piedra de la catedral gótica el 1 de junio de 1321.
Para su exposición, el hermoso ataúd se retiró de su emplazamiento habitual, en la cornisa elevada en la capilla del Sagrario de la Catedral, lugar a donde ha regresado de nuevo tras la pequeña intervención y reparación. Según la Diócesis, la restauración ha permitido documentar fotográficamente el estado de la momia de la reina doña Urraca de Navarra.

Así pues se ha conseguido una fotografía más del estado del cuerpo, ya que hasta ahora, la única imagen existente era la tomada 11 de diciembre de 1896, durante una sesión científica que se celebró a instancias de la Real Academia de la Historia. Así, el doctor Francisco Simón Nieto, que ha sido el secretario de la Comisión de Monumentos, procedió al examen de los restos, y elaboró un dictamen.
En este se señalaba que "la momia de doña Urraca medía un metro y seiscientos veintidós milímetros, tenía los brazos cruzados sobre la cintura, las manos eran pequeñas y finas y las piernas rectas y fuertes, su cara ovalada, con ojos no muy grandes y la barbilla redonda y pequeña". "Lo que más llamaba la atención eran los extensos perímetros torácico y abdominal, especialmente el último, con relieves tan acentuados, que permiten asegurar la corpulencia y obesidad de esta señora", continuaba Simón Nieto.
Además, en el informe se ponía de manifiesto "la obesidad, aunque grande, no era deforme sino simétrica y ordenada y encaja bien en la aventajada estatura, en la esbelta rigidez de una dama cuyo espinazo tuvo muy pronunciada la curvatura lumbar". Y concluía que "el volumen de todo el tronco y de los miembros, especialmente el inferior, contrasta con el desarrollo fisiológico de la actividad cefálica y la finura y delicadeza de las manos y los pies".

La restauración del sarcófago
La restauradora de arte Celia Rosa García ha realizado algunas reparaciones en el féretro, pues según advirtió, la tabla del fondo presentaba signos de deterioro y debilitamiento. Para ello, se extrajo el ataúd interior con tapa de cristal que acoge los restos de doña Urraca, cubiertos con un sudario blanco y un manto de seda azul, regalo éste de la reina Isabel II cuando contempló la regia momia el 4 de febrero de 1865.
Tras ello, la restauradora ha procedido a los trabajos de desinsectación y protección contra los xilófagos, reposición de faltas en la tablazón del fondo, refuerzo y consolidación. No ha sido, por lo tanto, una intervención en la policromía exterior ni una restauración del mueble, sino tan solo reparación y refuerzo de la base, a fin de frenar el deterioro y garantizar su futura estanqueidad.
Terminada esta intervención, el sarcófago y el ataúd, fueron trasladados por separado a la capilla del Sagrario y, una vez allí, tras la introducción de la urna con tapa de cristal en el interior del féretro, operarios de la empresa adjudicataria de las obras que actualmente se realizan en la Catedral, procedieron al izado hasta su emplazamiento definitivo.
¿Quién fue Doña Urraca?
Urraca Alfonso, nacida el 1133 en Soto, concejo de Aller, en la actual Asturias, era hija ilegítima del emperador Alfonso VI de LEón. Contrajo matrimonio con el rey García Ramírez de Navarra, con quien se casó en León el 24 de junio de 1144, por lo que fue reina consorte. Después de enviudar en 1150, volvió a su tierra donde gobernó y fue nombrada por su padre gobernadora de su territorio natal, Asturias, desde donde prestó un gran servicio a la política ya que mantuvo la tierra asturiana pacificada.
Posteriormente, se instaló en Palencia, lugar del que era natural su segundo marido, el magnate Alvaro Rodríguez de Castro. Algunas fuentes indican que este noble tuvo fuertes discrepancias con el rey Fernando II de León, y que pudo encabezar un conato de rebelión en Asturias; aunque la disputa no debió ir a mayores, pues terminó siendo mayordomo y alférez real de este monarca leonés en 1173, cuando León y Castilla eran dos reinos separados y casi siempre enfrentados militarmente.
El fallecimiento de Urraca Alfonso no está claro, pues se discute di la reina consorte de Navarra murió en 1164, 1179 o 1189.