La Asociación Protectora de Animales y Plantas de León juega un papel fundamental en el cuidado de animales abandonados en la provincia de León. La asociación trabaja todos los días para darle una segunda oportunidad a los animales que llegan desde todo el territorio provincial.
Hace algo más de un mes llegaba el verano, un periodo en el que la ciudadanía aprovecha para disfrutar, sin embargo, esta temporada es la que más factura pasa a las mascotas. Durante el tiempo estival es la época del año en la que más animales de compañía se abandonan y en León el destino de estos animales pasa de las manos de sus dueños a las manos de la Asociación Protectora de Animales y Plantas de León (APAP).
En las últimas semanas la afluencia de mascotas abandonadas a aumentado demasiado en la provincia y el trabajo de la APAP es fundamental para darle una nueva vida y una segunda oportunidad a las mascotas que sufren por la irresponsabilidad de sus dueños. A estas alturas del año la protectora de León ya ha gestionado un total de 302 animales, de los cuales, 232 han sido perros y un total de 70 gatos, sin embargo, desde la asociación han conseguido darle una nueva vida a 82 perros y 33 gatos que ya han sido adoptados.
A día de hoy, un total de 60 perros tienen su casa en las instalaciones de la APAP que cuenta con 1.600 metros divididos en dos patios en los que se encuentran unas 80 casetas destinadas al cuidado de los animales. En el primero de los patios los perros no tienen demasiada libertad debido a que salen de sus casetas al mismo en parejas y en el segundo patio, los perros pueden pasar el día en esta zona común. Así pues, la APAP ubicada en la Carretera Vilecha-Tr. s/n Trobajo del Cerecedo, León, sirve de refugio para un número extenso de animales que han sido abandonados a sus suerte.
El trabajo de la APAP no es una tarea sencilla, ahora mismo existen nueve miembros de la Junta y unos 30 voluntarios que se encargan de la gestión de las instalaciones, de las labores de paseo, de los cuidados médicos de los animales llevándolos hasta los veterinarios correspondientes entre otras responsabilidades.
Además, en la APAP cuentan con tres adiestradores que tratan principalmente con los perros potencialmente peligrosos (PPP) y la seguridad del resto de perros. Si el trabajo de los voluntarios y miembros de la junta es importante, el de los adiestradores es crucial, pues ellos son los que hacen que los perros que llegan en una situación complicada sean capaces de adaptarse a una nueva vida que llegará en el futuro.
De esta manera, los adiestradores se encargan de tranquilizar y poner las medidas de seguridad correspondientes a cada animal, que si es adoptado contará con un seguimiento para conocer su evolución en la casa de adopción. Los principales problemas a los que se enfrentan los adiestradores con los PPP son el miedo al humano, la reactivada ante otros animales y la falta de obediencia, problemas que con tiempo y trabajo se solucionan.
Los abandonos y las devoluciones
El principal problema al que se enfrenta la APAP es el abandono animal, muchos de los abandonos que se registran en la protectora de León son de cachorros que llegan después de que un humano irresponsable no cuide los detalles de su perro como la castración, de manera que han llegado camadas de hasta 9 perros. Otros grupos de potencial abandono son los PPP sin chip o los perros pequeños, que no eran habituales de abandono pero que se han convertido en otro grupo principal.
Las devoluciones son otro de los puntos clave, pues muchas personas que adoptan no se adaptan a la vida que tiene que llevar el animal y terminan por poner una excusa para devolver un perro del cual el comportamiento no ha sido el óptimo. Sin embargo, este no es motivo para devolver un ancla, la gente que convive con mascotas sabe que la adaptación de un animal a un nuevo espacio puede ser díficil lo que no hace válida una devolución “porque mi vida a cambiado” o porque “el perro se porta mal en casa”.
El número de devoluciones que sufre la protectora es mucho más amplio de lo que debería, pues el compromiso de ayuda de las personas se queda en el aire si un mes después de la adopción se devuelve el animal por motivos inexistentes que lo único que consiguen es hacer que dicha mascota vuelva a desconfiar de la raza humana.
¿Cómo se puede colaborar con la APAP?
La APAP de León da la posibilidad a la ciudadanía de ir hasta sus instalaciones para ayudar a la labor social que cumple la asociación. El ciudadano o ciudadana interesado puede acercarse hasta la APAP para convertirse en paseante.
El cometido de este grupo de voluntarios es hacer que todos los perros que viven en las instalaciones puedan pasear al menos una vez al día, de esta manera, los miembros de la junta van otorgado perros a los paseantes para que estos disfruten de un paseo por los alrededores de las instalaciones. Alrededor de 10 personas se suman todos los días a los paseos vespertinos de estos animales.
Sin embargo, esta no es la única manera de ayudar a la protectora y a los animales. Cualquier persona realmente interesada puede convertirse en voluntario, el único requisito es tener más de 16 años (contando con autorización paternal hasta los 18 años).
Además, también se puede ayudar a la APAP cediendo la vivienda como casa de acogida, para este tipo de ayuda existen dos tipos de casas de acogida. La primera la casa de acogida permanente, estas están destinadas a perros o gatos mayores o con problemas para que estos animales puedan pasar sus últimos momentos de vida en el calor que ofrece un hogar y una familia.
El segundo tipo es la casa de acogida temporal, destinada principalmente a la acogida de cachorros que llegan a la protectora y que necesitan unos cuidados básicos que solo se pueden ofrecer en una casa. De nuevo y como ocurre con los voluntarios, cualquiera puede convertir su casa en casa de acogida, el compromiso de este tipo de ayuda pasa única y exclusivamente por el humano que quiera ceder su vivienda.
La protectora no es un punto de recogida de animales
La APAP se enfrenta continuamente a la desinformación de la población, pues las instalaciones de la protectora no son un punto de recogida de animales. Es imposible que la protectora recoja a un animal que una persona lleva hasta sus puertas, pues este animal debe haber pasado un proceso burocrático y de investigación que debe gestionar la autoridad correspondiente.
De esta manera, si alguien se encuentra un perro en la calle tendrá que llamar a las autoridades. Si se encuentra en una ciudad, tendrá que avisar a la Policía Local de dicho municipio y si el animal se encuentra en la carretera o en un pueblo, la llamada tendrá que realizarse a la Guardia Civil. Una vez superados los diferentes trámites la autoridad correspondiente será la encargada de transportar al animal hasta la protectora.
El problema llega cuando el animal se encuentra en un municipio que no colabora con la asociación, pues en ese caso esta no podrá acoger a la mascota abandonada y su destino llegará hasta la Finca de la Yosa en Simancas, Valladolid. Por ello, desde la asociación piden a las instituciones municipales que lleguen a convenios de colaboración con la protectora de León para que ellos puedan darle una vida más digna a los animales abandonados.
¿Cómo se sustenta la asociación?
La APAP continua viva gracias a los convenios de colaboración con los diferentes ayuntamientos y gracias a la cuota de los socios que quieren que los animales pasen una vida más digna como la que querría cualquier persona en esta sociedad.