Entre cipreses y pinos con el reclamo de las urracas como banda sonora, los difuntos leoneses descansan en el Cementerio de León. Un camposanto que guarda en sus patios la historia de la ciudad, la provincia e incluso de España.
El actual cementerio de León comenzó a construirse en 1928, cuatro años más tarde, el 1 de febrero de 1932 tiene lugar la primera inhumación en el nuevo camposanto leonés. Es en aquel entonces, cuando comienza la “nueva vida” de los difuntos leoneses.
Este cementerio esconde más historia de la que muchos creen, pues la mayoría de los leoneses llegan hasta las puertas del mismo para recordar a sus difuntos y parecen olvidarse de que un cementerio no solo guarda la historia de una familia, sino de todos aquellos que algún día nacieron, crecieron y vivieron en León.
En unas fechas tan señaladas como estas, el Cementerio de León luce como nunca, pues tanto los servicios de las instalaciones, como los propios familiares, se encargan de que el camposanto esté en perfectas condiciones para que el día 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, y el día 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos, León recuerde a sus seres queridos de la mejor manera posible.
Aunque no es un cementerio de grandes dimensiones como pueden ser los de Madrid o Barcelona, el sacramental de León, en 2021 guardaba en su terreno a 78.843 personas en las 28.419 unidades. De esas casi 80.000 personas, hay muchas lápidas que recuerdan a diferentes personalidades leonesas.
Muchas de ellas, tan solo son un recuerdo que la familia de los difuntos quiso dejar para el resto de su vida, otras son grandes obras que recuerdan momentos de la historia e incluso lugares en los que conviven varias culturas. De esta forma, el cementerio de León puede convertirse en un folleto del paso del tiempo por la ciudad y la provincia.
Historia de la Guerra Civil en el Cementerio de San Froilán
Posiblemente muchos leoneses conocerán el Monumento a la Memoria Histórica que se alberga en el Cementerio de León, no obstante, varias lápidas del patio de Ntra. Sra. Del Camino, muestran las fechas de varios acontecimientos de la Guerra Civil española. Tan solo dos años antes de que comenzase esta Guerra, en octubre de 1934 mineros, sindicatos e incluso partidos políticos se unían para iniciar una sublevación, la conocida como Revolución de Asturias.
Según el historiador Julián Casanova, esta revolución causó unos 1.100 muertos y unos 2.000 heridos entre las personas que apoyaban la insurrección. Además, según Casanova, hubo unos 300 muertos entre las fuerzas de seguridad y 34 sacerdotes asesinados. Dos de esos 300 fallecidos descansan en León, Jose Lambarri Yanguas y Pedro Pérez Paves, ambos capitanes de infantería caían en batalla el 7 de octubre en la localidad asturiana de Vega del Rey.
Dos años más tarde comenzaría la Guerra Civil y en el Cementerio de León, de nuevo en el patio de Ntra. Sra. Del Camino, descansan muchos de los militares que cayeron en varios frentes que este conflicto bélico dejaba a su paso por el noroeste de España. Todos ellos en nichos de las primeras localizaciones de este sacramental.
No obstante, estos no son los únicos. También en el patio de Ntra. Sra. Del Camino se encuentra un monumento funerario a los caídos de la Falange Española, tal y como demuestran sus inscripciones, estos murieron “por Dios y por España” entre 1936 y 1939. Además, en el patio de San Marcelo está el Panteón de la Guarnición, un homenaje a los caídos del Ejército de Tierra, que ahora luce el Escudo de Armas de esta rama de las Fuerzas Armadas Españolas, pero que hasta hace relativamente poco tiempo mostraba el escudo franquista. Esto cambió cuando uno de los generales del Mando de Artillería de Campaña de Ferral del Bernesga ordenó cambiar dicha simbología.
Por último, el Cementerio de León guarda en su interior el Monumento a la Memoria Histórica, construido en 2013 por el arquitecto Óscar García Luna. El autor trató de crear un espacio dedicado a la meditación y el recuerdo a través de una división del resto del Cementerio. Los muros de hormigón muestran en su exterior un grupo de personas que poco a poco van cayendo a la tierra hasta hundirse en ella, una especie de metáfora que representa el destino de aquellas personas que terminaron su vida en una fosa común. Antes de entrar en el interior del monumento se puede apreciar un monolito que esgrima un “como os vamos a olvidar” para continuar con una cita del poeta republicano Miguel Hernández: “¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla, pero qué injustamente arrebatada!”.
Una vez dentro, y pese a no haber ningún enterrado entre sus muros, el interior de este monumento cuenta con 1.873 placas, un número simbólico que referencia el año de constitución de la Primera República. Así, se puede apreciar como poco a poco va cayendo dicho muro en un punto de fuga que termina en una especie de árbol de cristal que en tres de sus ramas lucen los colores de la bandera republicana española.
Sin duda, el ambiente lúgubre del cementerio, junto a las numerosas placas del Monumento, invitan a la reflexión e incluso despiertan sentimientos de tristeza para todos los que deciden recordar allí a sus difuntos.
Personajes leoneses
Mariano Andrés
Alejándose del hecho histórico relatado que se puede revivir en el camposanto leonés, el cementerio de León guarda en su terreno las tumbas y panteones de varios personajes de la historia de esta ciudad. Ahora conocido porque el callejero leonés le rinde homenaje, Mariano Andrés Lescún, fue alcalde de León desde 1917 hasta 1921, durante ese tiempo llevó a cabo las Casas Baratas en la zona de las Ventas, lugar donde se sitúa hoy su avenida. Dichas casas se realizaron debido a que, con el aumento de población, muchos obreros no podían hacer frente al alquiler social. De esta manera, los propios obreros construían sus casas sin recibir salario a cambio, pero una vez terminadas pasaban a ser de su propiedad. Además, al padre de este alcalde, Mariano Andrés González Luna, se le debe una de las joyas arquitectónicas de la ciudad, la Casa Botines de Antoni Gaudí, pues él mismo y Simón Fernández fueron los que encargaron el proyecto al arquitecto catalán.
Miguel Castaño y Enrique González Luaces
En el Patio de Ntra. Sra. Del Camino, el primero de las divisiones del Cementerio, se puede vislumbrar el nicho que guarda los restos del alcalde Miguel Castaño. Él fue el representante de la capital desde 1931 hasta 1934, cuando a consecuencia de la Revolución de Asturias el gobierno local fue regido por una gestora nombrada por el gobierno radical-cedista. Además, Castaño fue diputado por León desde 1931 hasta 1933, durante la legislatura constituyente de la II República.
Su sucesor en la alcaldía de León, también descansa en el cementerio, el lucense Enrique González Luaces fue elegido en 1934 y sería sucedido de nuevo en 1936 por Miguel Castaño, no obstante, Luaces siguió desarrollando su carrera como médico tras dejar la política en 1938, especializándose en urología y radiología. Su muerte también es recordada, pues un infarto le sorprendió mientras jugaba una partida de caras junto a Antoni González de Lama.
Juan Crisóstomo Torbado Florez
Ubicada su tumba en el Patio de San Marcelo, se encuentra este arquitecto leonés que destacó por su trabajo en a la restauración de la Pulchra Leonina, además, fue arquitecto municipal, provincial y diocesano, lo que también le llevó a intervenir en numerosas obras como la de San Marcos, San Isidoro, la Iglesia del Mercado, el Palacio de Villasinda, San Miguel de Escalada o la iglesia de las Ventas. Él, aunque muchas veces olvidado, fue participe de muchas de las obras que hoy forman el patrimonio histórico de la capital y de la provincia.
Concha Casado
Es la fallecida más reciente de los personajes leoneses que se pueden encontrar en el camposanto, concretamente en el Patio de San Marcelo. Licenciada en Filosofía y Letras, Concha Casado trabajó en el departamento de Etnografía del Consejo superior de Investigaciones Científicas y fue directora del Instituto de Filología Hispánica. Sin esta mujer, la cultura popular de León sería prácticamente imposible de entender, pues realizó un grandioso trabajo por la recuperación, difusión y conservación del mismo. Tanto es así, que tras su jubilación, colaboró en la creación de numerosos museos rurales como el Museo de la Cabrera en Encinedo, o la Arrería Maragata en Santiagocomillas.
José Pinto Maestro
‘Sin León no hubiera España’ y sin José Pinto Maestro no hubiera himno de León. Pese a que el abogado, periodista y autor de la letra del himno leonés no viese como este se convertía en el cántico que entonaría León por siempre, José Pinto Maestro siempre será recordado por su ciudad gracias a esta obra que compuso Odón Alonso y a la que él puso letra.
Victoriano Crémer
Que sería de la literatura de la posguerra sin Espadaña, y que hubiese sido Espadaña sin Victoriano Crémer, este poeta burgalés desarrolló su carrera en el norte de España llegando a tener mucha influencia en Burgos, Bilbao y León. Espadaña fue el medio de expresión para muchos autores que siguieron la ‘poesía desarraigada de posguerra’, una revista que sirvió de medio de enfrentamiento al régimen franquista. Cremes fue nombrado cronista oficial de León en 1976 y en 2005, cuatro años antes de su muerte recibió la Medalla de Oro de la Provincia.
Ángel Barja
Los restos de este compositor y profesor de música leonés perteneció a la llamada generación del 51. Tras obtener el título de Maestro en Canto Gregoriano en Madrid, desarrolló su carrera profesional por Europa, en Milán, Venecia, Suiza, Alemania y Austria, más tarde en 1971 vuelve a León, concretamente a Astorga, donde imparte sus asignaturas en el Colegio Redentorista de Astorga, donde también dirigió la Capilla Clásica, coro leonés fundado en 1965. Tras sus últimos años desarrollando su carrera profesional en la provincia de León, en febrero de 1987, fallece tras una larga enfermedad, dejando un legado de más de 600 obras de diversos géneros musicales.
Julio del Campo
Posiblemente una de las tumbas más espectaculares del Cementerio de San Froilán. El cantero y constructor palentino dejó mucho de su legado en los rincones de León y ahora descansa junto a sus padres en el camposanto leonés. En su panteón se ven detalles de toda su vida, referencias al estilo gótico, a la masonería, a su carrera o incluso obras literarias como Vitrubio, Don Quijote de la Mancha y libro sobre Juan de Arce, terminado todo ello con una escultura del propio personaje.
El cementerio musulmán
El cementerio de León también guarda en su interior un cementerio musulmán que data de 1936, en aquel momento se habilitó un espacio para guardar los restos de los marroquíes musulmanes que perdieron la vida en la Guerra Civil. Según fuentes del cementerio, el espacio se construye para dar cobijo a la Guardia Mora, la guardia personal del dictador español Francisco Franco. Ahora, cuenta con un espacio de 300 metros que se encuentra junto al recinto civil y al patio de San Carlos.
Otros secretos
Las tumbas o nichos de los personajes leoneses no son las únicas atracciones culturales de este camposanto. El Cementerio de San Froilán tiene en su interior varios panteones que llaman la atención sobre otros, el primero de los que se puede observar, es el construido por Fernando Arbós en mármol y coronado con un ángel de bronce a petición de Secundino Gómez y María Álvarez Carballo, que homenajean a su único hijo Pedro Gómez. Este panteón se ubicaba en el anterior cementerio de León, no obstante, cuando se construye el Cementerio de San Froilán, se traslada hasta el mismo. Ahora este panteón guarda los restos de Secundino Gómez, María Álvarez Carballo y de Octavio Álvarez Carballo.
El segundo panteón destacado es el que pertenecía a la Condesa de Sagasta y que la Diputación de León compró a Esperanza Mateo-Sagasta y Vidal. En su día, la institución provincial compró el panteón para albergar allí a personajes de la historia leonesa, ahora tan solo descansa una persona, Félix Gordón Ordás, el primer presidente de la República española en el exilio, pese a que se han intentado recuperar los restos de otros personajes leoneses, el panteón ha quedado con un único enterrado.
El cementerio de León no es un atractivo turístico de la capital y, obviamente, debe ser respetado por leoneses y visitantes debido al propio sentido del camposanto. Sin embargo, como cualquier sacramental puede convertirse en un bonito paseo cultural en el que se puede ver reflejada la historia de esta provincia.
Cementerio de León
Cementerio de León
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