La contratación de empleos vinculados al sector de la hostelería cayó a la mitad en los últimos cinco años, con solo 31.703 trabajadores en Castilla y León en el segundo trimestre de 2024, frente a los 60.212 del mismo periodo de 2019, es decir, un 47,3% menos.
En la provincia de León, los datos del segundo trimestre de 2024, arrojan las siguientes cifras: 4.692 camareros y cocineros asalariados frente a 1.644 peones de industria.
Tal y como constatan los datos de la Junta, estas cifras ponen de manifiesto las dificultades del sector a la hora de contratar personal para sus establecimientos, una progresión que ha ido en declive en los últimos años y que incluso supone una traba para poder mantener abiertos locales de hostelería en la Comunidad.
Así, de los 31.703 empleos hosteleros, 24.815 corresponde a camareros asalariados, una cifra que supone el 17,1 por ciento del total de puestos de trabajo de Castilla y León, cuando hace un lustro significaba el 23,8 por ciento. De hecho, en este periodo este sector ha cedido su liderazgo en favor de los trabajadores de la industria manufacturera, que da empleo actualmente a 26.672 personas, la principal dedicación de la Comunidad, cuando cinco años atrás era la segunda por detrás de los camareros.
Si se atiende a los cocineros y ayudantes de cocina, entre ambos suman en la Comunidad más de 7.000 empleos, según los datos a los que accedió Ical, dos profesiones que se ubican entre las diez más contratadas en Castilla y León en el segundo trimestre, último dato disponible.
El presidente de la Federación Provincial de Hostelería de Salamanca, Jorge Carlos Moro, también miembro de la Junta Directiva de la Federación Autonómica de Castilla y León, señala, en declaraciones a Ical, que “hay un porcentaje muy alto de demanda en la hostelería, más que antes”, algo que achaca al crecimiento del turismo en la Comunidad. Solo en Salamanca “se baten récords constantemente en turismo”. “Pero a pesar de que tenemos más demanda, los trabajadores deciden no contar con nosotros”, lamenta.
A su juicio, tras la pandemia la “gente se acostumbró a ir a casa a las nueve o diez de la noche y se hacían pocas horas y los trabajadores muchas veces estaban más con las familias o amigos”. “Se valoran esas cosas y, por eso, eligen otros desempeños en los que no trabajan fines de semana o tienen que hacer horas extras”, explica.
En este sentido, llama la atención de que a pesar de la caída en la contratación del sector se abren más establecimientos, con locales que “se arreglan con menos personal” y que cierran los domingos. “Ahora no es extraño pasear por una ciudad en fin de semana y ver establecimientos cerrados u otros que hacen pausas de medio día para que descansen sus trabajadores porque no encuentran más gente. El empleado demanda tiempo libre. Dinero también, pero sobre todo tiempo libre. Prefiero que me des descansos a cobrar horas extras”, asegura.
Moro opina que la gente “se ha hecho muy especial a raíz de la pandemia y quiere fines de semana y más ocio”, algo que “puede ser normal, pero en este trabajo requiere un esfuerzo”. Esta situación, advierte, “no ocurre solo en la hostelería, también en la construcción o el sector primario, para el que vienen a trabajar cuadrillas de extranjeros porque los de aquí no quieren ir al campo”.
Trabajo feminizado
Otra de las características que llaman la atención es el alto grado de empleo femenino en la hostelería, con 13.400 camareras y 4.715 cocineras y ayudantes, es decir, casi uno de cada cuatro empleos ocupados por mujeres. La cifra contrata con los hombres, con 11.416 camareros y 2.316 cocineros, el 19 por ciento del total. Tal es la diferencia que los trabajos en las cocinas de los restaurantes están fuera de los diez empleos más contratados entre los hombres.
La diferencia radica en la industria, un sector que, a pesar del progresivo aumento de su feminización, sigue ocupado en su mayor parte por varones. De las 26.672 personas del trimestre anterior que trabajaban en este tipo de empleos, 15.717 eran hombres, frente a 10.955, mujeres, y representaban el 21,7 por ciento del total del mercado laboral para ellos (más de uno de cada cinco), por el 14,2 por ciento para ellas.
Diferencias provinciales
También existen diferencias notables entre provincias, donde camareros y cocineros copan los empleos en provincias como Ávila, León, Salamanca o Soria, frente a otras donde impera la industria manufacturera, como Palencia, con 9.099 trabajadores en el segundo trimestre. También tienen un fuerte peso en este sector Valladolid, con 4.171 personas, Burgos, con 3.878, o Segovia, con 3.065.
Por el contrario, el sector de la hostelería es más fuerte en las provincias de Ávila, con 2.180 contrataciones registradas a fecha de segundo trimestre; León, con 5.835; Salamanca, con 5.950; Soria, con 1.465; y Zamora, con 2.304, en todos estos casos como primera opción de contratación.
Más allá de los trabajos vinculados a la hostelería y la industria, además del empleo público, entre los principales sectores que se llevan las contrataciones se encuentran el personal de limpieza de oficinas y hoteles (9.068 personas), los vendedores de tiendas y almacenes (7.059), los peones agrícolas (4.469) y monitores de actividades recreativas (3.600).
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