El Entierro de Genarín: La historia, los milagros del 'bendito canalla' y el origen de la celebración más pagana de León

Bendito canalla, santo pellejero y patrón de los herejes de León, ese fue y es Genaro Blanco, conocido en la cultura popular como Genarín. En una semana en la que ciudad está gobernada por la Pasión, un pícaro leonés se lleva las miradas del Jueves Santo

Jose Martín | Dativo Rodríguez
27 de Marzo de 2024
Actualizado: 27 de Marzo de 2024 a las 17:31
La historia del santo pellejero: el Entierro de Genarin

Bendito canalla, santo pellejero y patrón de los herejes leoneses, ese fue y es Genaro Blanco, más conocido en la cultura popular como Genarín. Y es que en una semana en la que León está gobernada por la Pasión, un pícaro leonés se lleva todas las miradas de la noche de Jueves Santo.

El Entierro de Genarín se ha convertido ya en una tradición, en la que no solo los leones disfrutan, pues todos los años llegan miles de personas desde otros puntos de España para disfrutar de una noche en honor a este personaje leonés, del que muchos, por no decir la gran mayoría desconoce su historia. 

Pero, que sería de la Semana Santa de los paganos sin este personaje tan curioso e inusual, porque ¿quién era Genaro Blanco Blanco? Pues según cuentan Julian Robles Díez y Javier Fernández-Llamazares en su libro ‘De Genaro Blanco a «Bendito Canalla»’ Genarín fue abandonado en Izagre en 1861, pero no es hasta 1896 hasta que Genaro llega a las calles de la capital. 

Es en el barrio de Puente Castro donde desarrollaba su actividad, primero como empleado de Consumos, y tras perder su trabajo en el Ayuntamiento, pasó por numerosos empleos, hasta encontrar su oficio con el que sería recordado una vez fallecido, pellejero, es decir, vendedor de pieles, en su caso de conejo. 

A pesar de ser pellejero, Genaro no es recordado en León por su trabajo, si no por su gusto por el orujo, los lupanares y los juegos de cartas. Sus aventuras por las calles de León son todos los años rememoradas en una celebración que rinde homenaje a este pequeño borracho. 

La historia viene de lejos, pero gracias a los escritores contemporárenos, esta ha sido más conocida, pues, según cuenta Julio Llamazares en su libro ‘El Entierro de Genarín’ no serían ni la una de la madrugada del Viernes Santo del 1929 cuando los hombres que “guardarían” su historia vieron a este pícaron leonés por última vez. 

Es en ese preciso momento en el que aquellos cuatro poetas rondadores de los que habla Julio, aparecen en escena para dar una segunda vida a Genaro. Cuatro hombres que con el tiempo llegarían a convertirse en los cuatro ‘evangelistas’ de la Cofradía de Nuestro Padre Genarín. 

Volviendo a la trágica madrugada, aquella noche de Jueves Santo a Viernes Santo, sería un día en el que Genarín sin saber bien cual sería su destino abandonaba por última vez aquella calle, conocida en su tiempo como del Barranco o Apalpacoños (hoy Don Gutierre), dando tumbos por el orujo. 

Al la mañana siguiente, la noticia ya era bien sabida, pues Genarín había pasado a mejor vida. Según relataba el Diario de León entre las páginas de su edición del 30 de marzo de 1929, Genaro Blanco había sido atropellado por el primer camión de la basura, quedando para la posteridad su figura de no más de 1,50 centímetros.

Allí, en el tercero de los cubos contado desde Puerta Castillo hacia San Lorenzo yacería Genaro Blanco, cuyo nombre no sería olvidado, pues los evangelistas, conocedores de aquel pícaro leonés harían todo lo posible para que Genarín quedase en la memoria de los que como él disfrutaban de la noche de aquel León que por aquel entonces no era más que un pueblo grande. 

 

Los cuatro evangelistas

¡Ay Genaron Blanco, qué sería de ti sin los evangelistas! Por cuestiones de esta vida que todo el mundo desconoce, cuatro hombres dedicaron sus poemas a este santo pellejero, cantaron sus periplos por tabernas y prostíbulos de León y, en definitiva, dejaron escritas las aventuras del pícaro en animados romances y poemas. Ellos eran: 

Francisco Pérez Herrero,mecánico, dentista y poeta de cierto prestigio local. Tal y como cuenta la propia Cofradía, él fue el “principal propagador de la Fe en Nuestro Padre Genarín”. Además, fue el evangelista más longevo llegando hasta 1988, años en los que pudo revivir el Entierro, ya elevado por la literatura de Julio.  

Luis Rico, aristócrata bohemio del que la propia cofradía cuenta que “como todo buen seguidor de las enseñanzas de nuestro padre Genarín murió en la pobreza de los que son santos”. 

Nicolas Pérez “Porreto”, árbitro de fútbol cuyas dos pasiones y vocaciones se cuentan con menos de los dedos de mano: el fútbol y la Cofradía. Un futbolero que “consiguió” con algo de superstición que la Cultural y Deportiva Leonesa subiera a Primera División. 

Por último, pero no por ello el menos importante, Eulogio “El Gafas”, taxista de profesión y “coplero de devoción”, a él se le deben vario dichos populares, pues era el “campeón en chascarrillo e inventarse refranes”, por ello sin duda es considerado uno de los evangelistas más inspirados.

Presentados los personajes, la pregunta se hace sola, ¿quién sería Genaro Blanco Blanco sin ellos? La respuesta también se da sola, posiblemente nadie, un borracho más, cuya historia saltó a los periódicos por morir de una manera estrepitosamente llamativa, atropellado por un camión mientras meaba en la que hoy conocemos como calle Carreras. 

El Entierro de Genarin | Peio García (ICAL)

 

El Entierro de Genarín

Una vez conocida su leyenda y aquellos que la hicieron posible, hay que hablar del Entierro de Genarín. El acto, que lejos de los evangelistas y de los escritores, es el que posiblemente haya servido como el “pregonero” principal de la historia de este canalla. 

La Cofradía de Nuestro Padre Genarín, reponsable de este acto, existe desde 1930, pues los evangelistas no tardaron mucho en convencer a los “feligreses” para que participasen en esta satírica celebración que parodia las celebraciones de esta semana de pasión leonesa. 

El entierro, comienza en la Cofradía, que celebra una cena, una nueva parodia de la historia religiosa, para luego dirigirse, al inicio del recorrido, que como el año pasado, ha visto cómo las obras cambian el recorrido del mismo.

En 1957, en plena dictadura franquista, las autoridades prohibieron esta sátira celebración, pero esto no fue el final de santo borrachín, pues en 1978 con la llegada de la Democracia, Genaro Blanco volvía a las calles de León con más fuerza que nunca. 

Desde aquel Jueves Santo hasta este 2024, todas las noches de Jueves Santo, madrugadas de Viernes Santo, León finde homenaje a este pellejero, borracho y putero, con una procesión que cuenta con fieles seguidores, a pesar de no ser cofrades.

 

Los pasos y los cabezudos

Entre las imágenes de la Cofradía de Nuestro Padre Genarín, se encuentra el propio pellejero, representado con un traje humilde, unos pantalones de pana y unas alpargatas de oricio. Agarrado a una farola y con su botella de orujo recorre las calles de León pujado por los hermanos.

El segundo paso es la Moncha. Según cuenta la historia, fue ella, una de las pupilas de Doña Francisquita (dueña del burdel más famoso de la ciudad) la primera que encontró a Genarín muerto en los Cubos. Escena representada en la talla de la Cofradía.

El tercero es la Muerte, una representación de este personaje antropomórfico en su versión moderna, que no es pujado si no transportado por los hermanos. 

La última imagen, la Cuba, un paso que muestra un barril de orujo, ese que le gustaba tanto a Genaro. En esta imagen, se llevan las ofrendas (naranjas, vino y orujo) que el Hermano Colgador elevara más tarde hasta lo más alto de la muralla, allí donde murió el pellejero.

Además de los pasos, los evangelistas también tienen su recuerdo en la procesión, esta vez en forma de cabezudos, Paco Herreros, Luis Rico, “Porreto” y “El Gafas” acompañan todos los años a Genarín en un viaje que simula aquella última noche del Bendito Canalla.

Los milagros

¿Qué mito puede explicarse sin milagros? Pues según cuentan las leyendas, este santo borrachín llevó a cabo cuatro milagros, aunque el abad de la cofradía Maximino Barthe, se encargó de adjudicarle otro milagro al pellejero. 

El primero de los milagros sería la curación de un enfermo de riñón, quien sufrió un terrible dolor mientras orinaba en el mismo lugar donde falleció Genarín, tras el dolor llegó la calma, pues el expulsó hombre había expulsado una piedra del tamaño de una nuez.

El segundo, tiene que ver con uno de sus grandes vicios, la redención de una prostituta. Según explica la tradición, aquella prostituta que encontró muerto a Genarín, dejó la profesión y se volvió a su Lugo natal.

El tercero de los milagros fue el castigo a un hombre que intentó robar las ofrendas que había entregado el Hermano Colgador, sin embargo, en su subida Genarín le hizo resbalar, precipitándose a la vía y rompiéndose la cadera.

El cuatro milagro tradicional es el que posiblemente más ilusión le hizo a Luis Rico, pues, el gol de la Cultural y Deportiva Leonesa que valdría un ascenso a la Primera División fue acto del borrachín. Al sacar el balón el portero del Hércules, la pelota viró en el aire y se introdujo dentro de su portería.

Maximino atribuyó un quinto milagro, y es que de que forma podría haber llegado un leonés, José Luis Rodríguez Zapatero, a ser presidente del Gobierno si no fuese con la ayuda de Genarín.

El Entierro de Genarín

El recorrido

Para este año, la cofradía ha propuesto el siguiente recorrido, salida desde Puerta Moneda a las 00:00 horas del Viernes, continuando por las calles Herreros y Capilla, llega do así  a la plaza del Grano, donde se leerán los versos frente a la cruz de la Iglesia. 

Tras la lectura, se recorrerán las calles Juan II Fernández Cardóniga, la plaza de San Martín, Platerías, Plegaria, Cardiles y la calle Paloma, teniendo como destino la Catedral.

Por último, desde la Pulchra Leonina, el Entierro se dirigirá por Cardenal Landázuri hasta el Arco de la Cárcel donde se leerán los versos ganadores del XII Certamen Genariano de Versos Burlescos en las escaleras del Archivo Histórico Provincial. 

En otras ocasiones, se hubiese llegado hasta el tercer cubo, pero las obras lo impiden. Sin embargo, las naranjas, el vino, el orujo y la corona de laurel llegarán hasta lo alto de la muralla y los presenta podrán verlo gracias a una proyección de este tradicional rito de la Cofradía.

La historia tiene para rato y son los que la escribieron aquellos que mejor la pueden contar, pero, sin duda, la oportunidad de vivir el Entierro de Genarín es única, pues solo pasa una vez al año y la gente espera 365 días para volver a escuchar aquellos versos, los mas sagrados, que suenan así: 

Y siguiendo sus costumbres 
que nunca fueron un lujo, 
bebamos en su memoria 
una copina de orujo.