La Real Academia de Ciencias Veterinarias de España ha otorgado uno de sus premios anuales al trabajo titulado 'Ingredientes alternativos para la alimentación de ovejas de leche: brócoli y coliflor'. El reconocimiento distingue la labor desarrollada por la investigadora en formación Alba Martín González, en colaboración con un equipo multidisciplinar integrado por Javier Giráldez García, Iván Mateos Álvarez, Cristina Saro Higuera, Javier Mateo Oyagüe, Sonia Andrés Llorente, Irma Caro Canales y María José Ranilla García.
El trabajo galardonado se enmarca en el proyecto de Plan Nacional titulado 'Residuos y subproductos en la alimentación del ovino lechero: fermentación ruminal, poblaciones microbianas, emisiones de metano, producción de leche y calidad de los productos', dirigido por María José Ranilla García del Instituto de Ganadería de Montaña (IGM), donde participan miembros de los grupos de investigación de la ULE Nutrición de Ovino (Nutrovi) y Alimentación de Rumiantes (Alirum).
El objetivo del estudio liderado por Alba Martín González fue evaluar el impacto de la inclusión de brócoli y coliflor en la dieta de ovejas en lactación sobre la producción y calidad de la leche, así como el estado sanitario de los animales. Los resultados revelaron que la suplementación no afectó negativamente a la ingestión de alimento, la producción de leche ni la salud de los animales. Sin embargo, se observó un aumento en el contenido de proteína en la leche de las ovejas suplementadas con brócoli, así como cambios en la composición de ácidos grasos en la grasa láctea.
En lo que se refiere a la calidad nutricional de la leche, la inclusión de brasicáceas en la dieta disminuyó el valor de cociente de ácidos grasos omega-6/omega-3 de la leche. En conclusión, la suplementación con brócoli o coliflor en ovejas en lactación no afectó negativamente la producción de leche ni la salud de los animales, pero tuvo un impacto sobre distintos aspectos de la calidad de la leche.
Además del propio interés científico de la investigación realizada es importante destacar su relevancia socioeconómica, tanto por el potencial impacto en la rentabilidad económica de las explotaciones, como por los beneficios ambientales que generaría.
En términos de rentabilidad de las explotaciones, cabe señalar que la alimentación es el componente mayoritario del coste de producción y la inclusión de destríos y subproductos agroindustriales puede contribuir a reducir el mismo, mejorando la rentabilidad económica. Además, la sustitución parcial de materias primas convencionales, como los cereales o semillas de oleaginosas, cuyo uso podría estar limitado en el futuro, por este tipo de productos, reducirá la competencia por los alimentos entre el hombre y el ganado y contribuiría a mejorar la imagen de la producción ganadera.
En lo que se refiere a los beneficios ambientales, señalan desde la Universidad de León, es preciso tener en cuenta que España es el principal país productor hortofrutícola de la Unión Europea y que asociada a la producción primaria, a la comercialización y a la industria de transformación se generan anualmente millones de toneladas de alimentos no aptos para consumo humano o de subproductos.
Su acumulación en la naturaleza representa un elevado potencial contaminante, ya no solo de carácter local (como la contaminación de agua freática por filtración), sino de carácter global, ya que es materia orgánica que durante la fermentación contribuye a la producción de gases de efecto invernadero, en especial, de metano. Su empleo en alimentación animal constituye una estrategia ambientalmente sostenible, convirtiendo la ganadería en un elemento clave de la bioeconomía circular y, por tanto, esencial para realizar un uso eficiente de los recursos naturales.