El invierno llega a su fin en la provincia de León dejando a su paso no solo estampas nevadas sino también una preocupante realidad para muchos hogares. Las bajas temperaturas, que se han extendido incluso hasta marzo, han vuelto a afectar negativamente a la población, especialmente a los más vulnerables.
La coordinadora local de Izquierda Unida León ha alzado la voz para resaltar la necesidad urgente de abordar los graves problemas que trae consigo el invierno en la región. "Un año más vemos noticias sobre los fallecimientos en la ciudad y provincia a causa del frío. Una problemática que ha afectado a León desde siempre y que se sigue ignorando", expresó Carmen Franganillo, coordinadora local.
Franganillo señala que durante los meses de diciembre y enero, las bajas temperaturas tienen un impacto significativo en la población leonesa. "Estas temperaturas provocan fallecimientos, llegando a suponer casi un 40% de las muertes por este motivo en Castilla y León, afectando principalmente a personas vulnerables como ancianos o aquellos con condiciones médicas preexistentes", agregó.
La organización ha puesto de relieve que, ante el incremento en las facturas energéticas, muchos ciudadanos recurren a métodos alternativos como el uso de velas y braseros, aumentando así el riesgo de incendios. Es por ello que se hace hincapié en la necesidad de reorientar los fondos europeos hacia inversiones en el aislamiento de edificios y hogares.
"Apostamos por un plan de ayudas específicas que aborde este problema. Es necesario mejorar el aislamiento de los edificios más antiguos para aquellos que no puedan hacer frente a tal gasto, así como reforzar los servicios sociales para proteger a las personas mayores y a los más vulnerables", señaló la organización.
Además, se destacó la preocupación por el aumento del consumo eléctrico en León en comparación con el resto del país, lo que repercute directamente en los gastos de calefacción de los hogares leoneses.
La organización ha concluido llamando a la acción para atender este problema que afecta no solo a la calidad de vida de los ciudadanos, sino también a la eficiencia energética y la reducción de emisiones de CO2.