Uno de los más reconocidos y no sólo en León. La Rana es un juego tradicional con miles de años y que en los pueblos de la provincia, de la Comunidad y seguro que de toda España, con gran influencia en el norte de la península, donde aún se practica en alguna de las casas de la cualquier localidad que tengan una mesa.
Hasta hace no mucho, cuando en los pueblos la cobertura aún no permitía el uso continuado de los servicios móviles o el internet, los adultos “engañaban” a los más jóvenes para disfrutar de un pasatiempo diferente que no requiere mucho esfuerzo, pero sí mucha puntería.
La historia
Muchos textos hacen referencia a la historia de este juego, cuyo origen parece desarrollarse en tres de las civilizaciones más importantes de occidente, Grecia, Roma y Egipto. De hecho, Jorge Gómez Cuervo asegura en ‘Colección de Juegos: El juego de la rana’, que estas tres civilizaciones practicaban lo que se podía llamar ‘juego del tonel’.
Según el autor, este juego no era solo eso, sino una competición para ver quien pagaba la consumición. De hecho, una vez habían acabado el líquido que contenía un ánfora, la situaban en un lugar más alto y entonces arrojaban piedras con intención de ‘encestar’. Una vez lanzado, aquellos que no acertasen debían hacerse cargo de la ‘ronda’.
Poco a poco fue evolucionando hacia lo que hoy es la Rana, pero apenas hay referencias escritas a este juego.
Manuel Jesús Veleda recoge una de ellas en su libro ‘Deportes Autóctonos de Castilla y León’ en el que habla de un artículo de Concha Palacios titulado ‘Los juegos infantiles, restos de un saber perdido’, en el que pone de manifiesto que “la rana es un juego de habilidad y puntería de procedencia egipcia, del que queda constancia en varios papiros del Museo de El Cairo con el nombre de Hab-am-han”.
Moreno Palos en ‘Juegos y deportes tradicionales en España’ de 1992, cuenta que lo que conocemos por La Rana proviene de un juego francés, según explica, durante el S.XVIII los galos jugaban al Tonnueau, una mezcla del deporte actual y el antiguo juego del ánfora, pues “consistía en lanzar fichas a una mesa o tonel que poseía diferentes agujeros, arcos y un molinete”.
En la cultura nativa de Sudamérica también existe una leyenda sobre el juego de la rana. Los Incas, que extendieron su territorio de influencia por gran parte de Perú, Bolivia, Ecuador, Argentina y Chile, veneraban a los sapos por sus poderes mágicos. La leyenda cuenta que en los días de fiesta lanzaban piezas de oro al Lago Sagrado, y si alguna de las ranas que habitaban dicho lugar llegaba a comerse la pieza lanzada, esta se convertía en el metal concedía un deseo al tirador.
Por todos los deseos cumplidos, uno de los emperadores incas ordenó construir un sapo de oro para que la realeza lanzase fichas de oro a esta pieza dorada, ellos lo llamaban ‘Pukllay Sapu’.
Todas ellas contribuyeron a que el juego de la rana se extendiese por occidente, de hecho este aún se practica en Francia, donde es considerado Patrimonio Cultural e Inmaterial, en Bélgica y en nuestro vecino Portugal. Además, todas las culturas coincidían en un mismo objetivo, lanzar un objeto hacia una abertura y, poco a poco, fue evolucionando hasta lo que conocemos.
El deporte
El juego de la rana no es solo un juego tradicional que se practica en los pueblos, pues está incluido en la Federación de Deportes Autóctonos de Castilla y León. Dicha federación es la que pone las reglas del juego para las competiciones oficiales, unas reglas que no se cumplen al 100% cuando este se disputa entre amigos.
El deporte es simple, tal y como hacían los Incas en su leyenda, o los griegos y romanos en las ánforas, consiste en lanzar fichas, tejos o petancos (la forma más tradicional) a una mesa en la que una rana y otros ocho agujeros esperan los lanzamientos de los jugadores. El deporte siempre se lleva a cabo de forma individual o en equipos formados por dos jugadores que pueden ser masculinos, femeninos o mixtos.
Cada partida cuenta con diez tiradas o rondas, y en cada una de ellas se realizarán diez lanzamientos por jugador o equipo. Al final de las diez tiradas, el jugador que más puntos haya anotado será el ganador de la partida.
A pesar de la simplicidad del funcionamiento, este deporte no es tan fácil como parece, pues los lanzamientos que más puntúan cuentan con los obstáculos más difíciles de superar. Además, la distancia de 3,5 metros desde la zona de lanzamiento hasta el centro de la mesa hace más difícil todavía el hecho de introducir un petanco de 7mm por la boca de una rana que no podría recoger dos tejos a la vez, por un molino que hace rebotar las propias fichas o por un puente en el que necesitas un ángulo menos perfecto que para la rana, pero que también supone una prueba complicada.
En el juego de la rana existen diferentes categorías, sin embargo, dichas categorías no influyen ni al peso de los petancos, ni a la distancia de lanzamiento, ni a las medidas de la mesa, lo único que determinan las categorías es la edad de los jugadores. Existen las categorías: alevines, hasta los once años; infantiles, comprenden las edades de doce a catorce años; juveniles, de 15 a 18 años; especial A y B, de diecinueve a sesenta años y tercera edad, de sesenta años en adelante. Los jugadores participantes en una competición oficial podrán ser inscritos en categorías superiores siempre y cuando el club al que pertenezca lo considere apto, por el contrario, nunca podrán inscribirse a una categoría inferior.
Como se ha explicado, los agujeros que cuentan con obstáculos, valen más que los que no cuentan con ellos. De esta manera, cada uno de los petancos que entre en la rana otorgará 50 puntos (ptos.); el molino, 25; los puentes, 10 y los agujeros un total de 5 puntos.
Así se decide el ganador, sin embargo, la validez de los puntos, tal y como pasa con otros juegos tradicionales, también tiene sus características. Por increíble que parezca, la única regla para la validez del lanzamiento es no estar pisando la línea que marca la zona de lanzamiento. Esta no es la única curiosidad, pues los jueces juegan una parte fundamental del deporte y es que la deportividad, valorada por los mismos, puede ser motivo de expulsión de uno de los jugadores inscritos en la competición.
La actualidad
Gracias a las competiciones que se organizan en las fiestas patronales de los pueblos, este tipo de juegos tradicionales y otro tipo de deportes se mantienen vivos en nuestra provincia. Las citas de este estilo sirven para recordar lo que fuimos antaño, y lo que seguiremos siendo, si es que decidimos seguir apostando por mantener nuestros juegos, nuestros bailes o nuestras costumbres.
Todo ello pasa por no olvidarse de que este tipo de tradiciones, llegaron hasta nosotros gracias a la transmisión oral. No obstante, ahora existen otro tipo de formas de inculcárselo a los más pequeños, para que ellos, que son el futuro de León, no pierdan aquello que algún día acompaño a sus antepasados en momentos de gran diversión.
Si quieres que te llegue lo más importante y avisos de última hora, envía SUSCRIBIR o ALTA a nuestro número de Whatsapp +34 659 04 27 34 y formarás parte de nuestra lista de distribución de noticias. Es gratis y te mantiene informado con lo más relevante