La 'reina de la burundanga', Natalia Torices, llegará al banquillo de la Audiencia Provincial de León este lunes, para enfrentarse al juicio por los delitos de homicidio en grado de tentativa, lesiones, robo con violencia, estafa y falsedad documental.

El caso de esta leonesa, uno de los más mediáticos de los últimos años, llegó a captar la atención nacional debido a que usó reiteradamente la escopolamina con la que envenenaba a sus víctimas para robarles sin dificultad, ya que la droga es de sumisión química.
Así pues, esta mujer se enfrenta a una pena de hasta 17 años y seis meses de cárcel, y es que en enero del pasado 2024 la Magistrada del Juzgado de León cambió el procedimiento tras las diligencias que abrieron el camino al delito de tentativa de homicidio por los cuadros clínicos que presentaron algunas de sus víctimas.
Cabe recordar que el caso de esta leonesa comienza en 2016 por su afición a los juegos de apuestas online, que pasaron de una afición a una adicción. Esto llevó a Torices a fingir un cáncer con la intención de que su entorno más cercano le entregase sumas de dinero que seguía usando para jugar.
Este entorno llegó a realizarle ingresos de más de 207.000 euros, y aunque conocían su afición al juego online, no conocían su adicción, pues ella misma les aseguraba la obtención de grandes beneficios, llegando a falsificar transferencias entre cuentas por varios millones de euros.
Fue un año más tarde, en 2017, cuando sus allegados comenzaron a pedirle la devolución del dinero prestado. Sin embargo, Natalia no contaba con la cantidad, por lo que buscó otra forma de conseguir dinero y fue entonces cuando conoció la burundanga o escopolamina.
A finales de 2017 y tras un año de estafas sin obtener ningún tipo de beneficio, la familia afectada comenzó a pedirle el dinero que le habían entregado hasta el momento. Como Natalia no disponía de tal cantidad pensó en una segunda forma de conseguir dinero y llegó a la escopolamina.

Robaba a personas que ella misma drogaba
La acusada comenzó en febrero de 2018 a robar a través de la escopolamina, una sustancia que puede generar confusión, desorientación, pérdida de memoria reciente, alucinaciones, disartria o ataxia, todos ellos síntomas en los que la persona afectada puede dejarse engañar con facilidad.
Su primera víctima fue un vecino y amigo de la familia, al cual drogó incluyendo la sustancia en un café y un mosto. Tras el suceso, el hombre fue ingresado en la UCI con una intoxicación grave con alteraciones de conducta, movimientos estereotipados y agitación.
En los primeros días de marzo, la 'reina de la burundanga' encontraba a su segunda víctima, un hombre con el que se citó y al cual también alteró su bebida. Tras ello, tuvo que ser ingresado ya que sufrió un episodio psicótico autolimitado, pasando hasta una semana hospitalizado.
La tercera víctima llegó en abril, una familiar cercana visitó a Torices en su casa y ella le ofreció una bebida alterada con burundanga, provocándole un síndrome confusional agudo cuyo tratamiento duró 16 días. Un mes más tarde, drogó a otras dos personas en una cafetería de Villaobispo de las Regueras.
La siguiente víctima fue unos 6 meses más tarde, cuando visitó a una amiga y, a través de una suplantación de identidad, consiguió que la mujer retirase 9.000 euros, que más tarde le robaría tras drogarla con burundanga. Este mismo modus operandi lo utilizó poco después con otra víctima a la que sustrajo 4.000 euros.
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— Mañaneros 360 (@MananerosTVE) May 15, 2024
La reina de la burundanga confiesa
Habla por primera vez delante de unas cámaras y lo hace en nuestro programa 👉 "Pido perdón. Veo el vídeo y se me cae la cara de vergüenza"@josemariafj_ #Mañaneros15M https://t.co/CfpoB4nErB pic.twitter.com/09P3S8NeBM
Detención de la reina de la burundanga
En el mes de octubre, la propia acusada presentó una denuncia ante la Guardia Civil en la que aseguraba haber sufrido una supuesta extorsión por parte de dos individuos que le exigían una deuda de más de 200.000 euros. Durante el proceso, incurrió en numerosas contradicciones, lo que llevó a iniciar una investigación más profunda, ya que los agentes sospechaban que se trataba de una denuncia falsa.
En enero de 2019, en plena Operación Black —nombre dado por la Guardia Civil a la investigación— los agentes tuvieron conocimiento del ingreso de una nueva víctima, a la que, bajo el mismo modus operandi, le había sustraído hasta 1.400 euros.
Tras una investigación de más de medio año, se procedió a la entrada y registro en el domicilio de la presunta autora. Fue entonces cuando fue detenida, tras encontrarse numerosas pruebas de la adquisición de escopolamina y de la preparación de los escenarios de los robos. Esto permitió esclarecer que el montante total sustraído superaba los 41.000 euros.
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