El ingeniero informático y doctor en física leonés, Sergio Boixo, director científico de Teoría de Información Cuántica de Google, ha sido uno de los participantes en la creación de 'Willow', el nuevo chip cuántico de la empresa estadounidense.

Este gran paso de Google también llega de la mano del leonés, que se unió en 2013 a Google Quantum AI, un laboratorio creado en colaboración con la NASA. Desde entonces Boixo trabaja para la empresa en el equipo que lidera la innovación cuántica de Google, que ahora protagoniza un gran avance.
Y es que, según el fundador de Google Quantum AI, Hartmut Neven, el chip 'Willow' "representa un gran paso en un viaje que se inició hace más de diez años". Una mirada atrás que le llevó a recordar que "tenía la visión de construir un ordenador cuántico funcional y a gran escala capaz de utilizar la mecánica cuántica en beneficio de la sociedad".
Un trabajo que se ha visto materializado y que ha supuesto la creación de un chip que es capaz de resolver en 5 minutos un problema que al superordenador más potente le llevaría 10 cuatrillones de años, es decir, más que toda la edad del universo.

El objetivo de este nuevo chip es el que expresa Hartmut Neven, el "beneficio de la sociedad", y es que gracias a él aseguran que se llevarán a cabo grandes avances en la ciencia y se resolverán "algunos de los grandes retos del mundo".
Tal y como explica Hartmut Neven en el blog de Google, uno de los mayores retos de esta disciplina tecnológica son los errores, que se producen porque los cúbits, la unidad mínima de computación de un ordenador cuántico, tienen tendencia a intercambiar información rápidamente con su entorno.
Esto quiere decir que cuantos más cúbits se utilizan, más errores se producen, incluso hasta el punto de conseguir que el sistema se vuelva clásico. Es por ello que 'Willow' se enfrenta a este reto de forma cualitativa ya que cuantos más cúbits utiliza este chip, se dan menos errores y "más cuántico se vuelve el sistema".
Un avance "pionero" ya que es uno de los primeros ejemplos en los que se corrigen errores, algo "esencial" para cualquier tarea de computación. "Si no somos capaces de corregir los errores con la rapidez suficiente, nuestro cálculo se arruinaría antes de finalizarlo", explicó Neven.

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