El Ministerio de Cultura ha publicado, en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de este jueves, la formalización del contrato por el que se conservará y restaurará el trascoro de la Catedral de León, que ha recaído en la empresa Talleres de Arte Granda.
El proyecto, que contará con un presupuesto de 347.685 euros, incluye el registro de información y documentación, un estudio histórico-artístico, un examen organoléptico, el estudio ambiental con colocación de sensores de temperatura y humedad, el tratamiento de la madera vista, la eliminación de morteros, la fijación de la policromía o un nuevo sistema de iluminación, entre otros. Además, se restaurarán las fábricas del lienzo de un ventanal y de una vidriera de la nave mayor.
De esta manera, el Gobierno de España pondrá en valor el 'arco del triunfo' que decoró Juan de Juni, una de las joyas escondidas de la Pulchra Leonina. Y es que el trascoro suele pasar desapercibido entre los visitantes, e incluso lo hizo entre los historiadores del arte, ya que la última gran intervención que se llevó a cabo fue en 1925, cuando Félix Granda y Manuel de Cárdenas cerraban el espacio con una verja que aún perdura.
El pasado año, cuando se anunció la inversión, se cumplían cuatro años desde que el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) escaneó con tecnología 3D la obra monumental diseñada por Esteban Jordá y Juan de Juni en el siglo XVI.
Sobre el trascoro
El trascoro gótico leonés desafía la continuidad espacial del templo al "ocultar" la nave central de la Catedral. Los registros catedralicios, que incluyen contratos con los artistas, ofrecen una confirmación cronológica del trascoro, trasladado en el siglo XVIII desde el presbiterio, pese a ello es considerada una obrta "genial" del renacimienro español.
Se comenzó a construir el año 1577, bajo la dirección de Juan López, sobre planos que había trazado Juan de Badajoz el Mozo un tercio de siglo antes. El continuador de las obras fue Baltasar Gutiérrez, quien completó la estructura, en cuya decoración se quiere ver la mano borgoñesa de Juan de Juni.
Se concibe todo como un monumental 'arco de triunfo' con un cuerpo de dos tableros a cada lado, enmarcados por columnillas de tercia, teniendo como pedestal un gran zócalo. En los relieves se representan las escenas de: la Natividad de la Virgen, la Anunciación, el Nacimiento de Cristo y la Adoración de los Reyes. Las cuatro imágenes que campean sobre él, efigian a san Pedro y san Pablo, a san Marcelo y san Isidoro. En el ático, por la parte delantera, está la Asunción de María, y, mirando al altar, san Froilán.
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