El CEO de Genia Bioenergy, Gabriel Butler, y el alcalde de Valencia de Don Juan, Ricardo Barrientos, han anunciado hoy la construcción de una planta de biometano en el municipio. La planta, que supondrá una inversión de 26 millones de euros, transformará los residuos ganaderos y de la agroindustria local en energía (biometano), fertilizantes orgánicos y compost.
La planta estará equipada con tecnología de última generación para gestionar mediante un proceso natural de digestión anaerobia hasta 145.000 toneladas cada año de deyecciones animales ganaderas y otros residuos de la industria agroalimentaria local.
La planta ofrecerá a las explotaciones ganaderas una vía de reducir sus costes, cumplir la normativa europea y disminuir el tiempo dedicado a los trámites administrativos por la gestión del residuo. Además, la generación de fertilizantes orgánicos y compost permitirá a los agricultores mejorar la fertilidad de sus suelos de forma natural.
En la instalación se procesarán los residuos para convertirlos en productos. Mediante un proceso natural de digestión anaerobia, de los residuos se obtiene un biogás rico en metano que, mediante un proceso de upgrading en la misma planta, pasa a ser biometano, un gas de origen renovable con las mismas características y usos que el gas natural de origen fósil, pero con una huella de carbono como mínimo un 80% inferior.
En Valencia de Don Juan se producirán unos 93GWh/año de biometano que se inyectarán a la red de distribución. Con ese gas se podría cubrir el 4,4% de las necesidades de gas de los hogares y las industrias de la provincia de León.
El alcalde Ricardo Barrientos anunció que “Se trata de una inversión que generará 10 empleos directos de larga duración y hasta 25 indirectos en el municipio y supondrá un impulso de la actividad económica en toda la comarca, generará tejido empresarial dentro de la población y traerá beneficios para todos y muy especialmente para ganaderos y la industria agroalimentaria”. Barrientos también destacó el hecho de que la planta está localizada a más de tres kilómetros del núcleo urbano con la tranquilidad que conlleva para los vecinos la planta esté alejada de la localidad.
Gabriel Butler anunció que se trata de una planta diseñada con tecnología de última generación para gestionar mediante un proceso natural de digestión anaerobia (por la acción de bacterias que viven en ausencia de oxígeno) hasta 145.000 toneladas cada año de deyecciones animales ganaderas y otros residuos de la industria agroalimentaria local.
Como ejemplo de los beneficios para los ganaderos, indicó que “Cuando entre en funcionamiento, ofrecerá a las explotaciones ganaderas una vía de reducir sus costes, cumplir la normativa europea y disminuir el tiempo dedicado a los trámites administrativos por la gestión del residuo, disponer de más espacio en sus instalaciones y reducir considerablemente las molestias de olores e insectos que provocan las actuales balsas en las poblaciones cercanas a las granjas.”
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