La Virgen de la Amargura hace frente al frío y procesiona por León

León ha vuelto a vivir una de las jornadas más emotivas de la Semana Santa con la procesión Virgen de la Amargura, que organiza la Real Cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva y la Santa Vera Cruz.

En un Miércoles Santo asociado de forma tradicional al Silencio y a la ceremonia de las Tinieblas, las frías calles de la capital se volvieron a llenar de solemnidad e historia en una cita que ha conseguido consolidarse como una de las más esperadas del calendario pasional leonés.

La Virgen de la Amargura salió cerrando la procesión desde el Convento de las RR.MM. Benedictinas-Carbajalas, desde donde salieron el resto de pasos que acompañan a la Virgen en procesión, en una tarde-noche en la que, además de la Virgen, el frío fue protagonista. 

La historia de esta procesión se remonta a 1990, cuando la Vera Cruz decidió establecer una salida propia en Semana Santa para mantener su vínculo anual con la ciudad, debido al acuerdo de 1830 con la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad, que imponía una alternancia bienal en la organización del Santo Entierro.

Tras descartarse en 1984 la posibilidad de procesionar el Jueves Santo —debido a los temores de la Junta Mayor sobre la coincidencia con las celebraciones populares en torno a Genarín—, la cofradía encontró en el Miércoles Santo su espacio propio.

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