El taller de reparación de calzado Rapidito, ubicado en la Plaza de la Inmaculada de León, cerrará sus puertas definitivamente el próximo 31 de marzo. Tras 34 años de servicio a la comunidad, su propietario, José Pérez Pérez, se jubila y no ha encontrado a nadie que se quiera quedar con el negocio.
Desde su apertura en 1990, Rapidito se ha convertido en un referente en la reparación de calzado en León. José Pérez, junto a sus tres trabajadores, ha dedicado su vida a ofrecer un servicio de calidad y personalizado a sus clientes.

"He disfrutado mucho de mi trabajo durante todos estos años", confiesa Pérez. "He conocido a mucha gente y he ayudado a muchos clientes a arreglar sus zapatos. Lo más gratificante ha sido el trato con la gente, tengo muchos clientes de muchos años, y eso te hace ver que algo has hecho bien".
Pérez ha intentado encontrar a alguien que se quisiera quedar con el negocio, pero no ha tenido éxito. "Es una pena que un negocio como Rapidito tenga que cerrar, pero me jubilo y no hay nadie que se quiera quedar al frente del negocio", dice. "No tengo otra opción".
El cierre de Rapidito supone una pérdida para la comunidad de León. Se trata de un negocio que ha formado parte de la vida de muchas personas durante muchos años.

Los clientes de Rapidito lamentan el cierre del taller
"Es una pena que Rapidito cierre", dice una clienta habitual. "Siempre he recibido un trato excelente y un servicio de calidad", añade otra.
"No sé dónde voy a llevar ahora mis zapatos a reparar", bromea un cliente.
El cierre de Rapidito es un ejemplo de la dificultad que tienen muchos pequeños negocios para sobrevivir en la actualidad. La competencia con las grandes empresas, la crisis económica y la falta de relevo generacional son algunos de los factores que están provocando el cierre de muchos negocios tradicionales.
