Cofradía del Pendón de San Isidoro

Sus orígenes arrancan de la conquista de Baeza por el Emperador Alfonso VII, en 1147. Gracias a las fuentes como el Chronicon Mundi conocemos que cuando las tropas de Alfonso VII avanzaban hacia Almería, se vieron frenadas por la resistencia musulmana en la ciudad de Baeza. En ese momento, San Isidoro intervino en apoyo de los cristianos, y de esta forma el emperador acabó entrando triunfante en Baeza el 25 de julio, día de Santiago. A su regreso, el Emperador decretó y refrendó los Estatutos de la Cofradía y mandó bordar sobre el Pendón de Baeza la imagen de San Isidoro cabalgando en brioso corcel. Los fines de la Cofradía son, entre otros, la santificación de los cofrades bajo la protección de San Isidoro; el mutuo auxilio; fomentar el culto a San Isidoro; asistir a los actos que ordenen las autoridades eclesiásticas, y fomentar toda iniciativa relacionada con el estudio y difusión de la cultura religiosa, y en especial de la isidoriana.
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